Por Claudio Cordero.
El problema en nuestros pueblos está en el mal manejo de los recursos y en la poca capacitación de las personas que están al frente de importantes programas, proyectos e instituciones por el mejoramiento de la sociedad.
La Fundación Santa Lola, ha venido desarrollando una serie de artículos y opiniones sobre diversos temas que son preocupantes y que enfatizan nuestra postura.
Se escucha bastante en el hemisferio occidental cómo es necesario que del Producto Interno Bruto de cada nación se inviertan altos porcentajes en educación, sin embargo no se está cumpliendo lo que por ley le toca destinar, pero opinamos, que el problema no está en cuántos millones entran de más o entran de menos (aunque afecta), la problemática yace en cómo se invierten esos recursos.
Hoy en día, en la educación dominicana, vemos que se gasta mucho en materiales educativos, mochilas, uniformes, arreglos de butacas y pintar las paredes de afuera de las escuelas, pero por dentro cada escuela es una lástima, el desayuno escolar es guardado por los profesores quienes se los llevan a las casas y, creen que instituciones como la Fundación Santa Lola, debe de darle seguimiento a sus niños en la escuela, como expresó “Lucy” de la escuela Puerto Rico, ignorando que la ley del menor y de educación le da las atribuciones a los directores y profesores para que sean ellos quienes se preocupen por la ausencia de un menor.
Datos recientes, nos dan a entender que 100 millones de personas están sin informaciones básicas que es lo que repunta en el desarrollo social, económico y político de los pueblos. Y 31 millones de jóvenes y adultos están analfabetos.
El desarrollo social está en cuánta inversión proporcionamos en la educación, pero no hablamos necesariamente de la inversión económica, sino de la humana, la que debe propiciar la enseñanza, con normas morales y ética profesional, pero para que esto sea realidad, debemos comenzar con la formación de la presente generación infantil, porque la actual de hombres y mujeres adultas, está en decadencia.
El problema en nuestros pueblos está en el mal manejo de los recursos y en la poca capacitación de las personas que están al frente de importantes programas, proyectos e instituciones por el mejoramiento de la sociedad.
La Fundación Santa Lola, ha venido desarrollando una serie de artículos y opiniones sobre diversos temas que son preocupantes y que enfatizan nuestra postura.
Se escucha bastante en el hemisferio occidental cómo es necesario que del Producto Interno Bruto de cada nación se inviertan altos porcentajes en educación, sin embargo no se está cumpliendo lo que por ley le toca destinar, pero opinamos, que el problema no está en cuántos millones entran de más o entran de menos (aunque afecta), la problemática yace en cómo se invierten esos recursos.
Hoy en día, en la educación dominicana, vemos que se gasta mucho en materiales educativos, mochilas, uniformes, arreglos de butacas y pintar las paredes de afuera de las escuelas, pero por dentro cada escuela es una lástima, el desayuno escolar es guardado por los profesores quienes se los llevan a las casas y, creen que instituciones como la Fundación Santa Lola, debe de darle seguimiento a sus niños en la escuela, como expresó “Lucy” de la escuela Puerto Rico, ignorando que la ley del menor y de educación le da las atribuciones a los directores y profesores para que sean ellos quienes se preocupen por la ausencia de un menor.
Datos recientes, nos dan a entender que 100 millones de personas están sin informaciones básicas que es lo que repunta en el desarrollo social, económico y político de los pueblos. Y 31 millones de jóvenes y adultos están analfabetos.
El desarrollo social está en cuánta inversión proporcionamos en la educación, pero no hablamos necesariamente de la inversión económica, sino de la humana, la que debe propiciar la enseñanza, con normas morales y ética profesional, pero para que esto sea realidad, debemos comenzar con la formación de la presente generación infantil, porque la actual de hombres y mujeres adultas, está en decadencia.