La cantidad de niños con hambre en nuestro país, se va aumentando cada día.
Niños, niñas y adolescentes tienen que lanzarse a las calles a trabajar, mientras también los jefes de la casa trabajan. En muy pocas ocasiones, pero ocurren, los padres obligan a sus hijos a trabajar para gastarlos en bebidas alcohólicas.
Los menores de edad tienen sueños, quieren recibir ayuda, quieren ser iguales a otros, pero la desigualdad existente los aleja de ver ese sueño.
Si cada uno de nosotros pusiese un poco de esfuerzo, de dinero y dedicación, tendríamos otros resultados.
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